La pesca es la actividad económica destinada a obtener productos del mar. Estos pueden ser alimentos frescos destinados al consumo humano o materias primas para la industria, como pescado para congeladoras y conserveras, para obtener aceites y grasas o para hacer harinas. También se obtienen productos para elaborar fertilizantes.
España es un país eminentemente marítimo que cuenta con una prolongada plataforma continental que discurre a lo largo de toda la periferia del litoral español. Dicha plataforma, aunque estrecha, ya que el talud se encuentra a escasa distancia de tierra, es muy rica en recursos pesqueros.España es un país eminentemente marítimo, asentado en una península y dos archipiélagos, cuya fachada norte y suroeste se abre al océano Atlántico y la costa este y sureste al mar Mediterráneo.
El consumo de pescado se sitúa cerca de los 40 kg per cápita al año (FAO, 1998). España es el país del mundo donde más alimentos de origen marino consumen sus habitantes tras Japón, Noruega y Portugal, aunque las riquezas pesqueras de su plataforma continental están muy disminuidas debido a la sobrepesca. La acuicultura no cubre más que una pequeña parte de la producción total, aunque también es de notar que cada vez esa parte va siendo mayor.
Para abastecer los mercados el sector pesquero ha diversificado su área de trabajo, desembarcando en los puertos pescado fresco procedente de otros mares, ya sean de aguas internacionales o aguas jurisdiccionales de otros países con los cuales se ha llegado antes a un acuerdo de pesca:
La explotación de estos recursos marinos tiene una gran tradición en España.
Ya en la Edad Media y la Edad Moderna, el comercio de sardinas, bacalao y boquerones en salazón, bonito en escabeche etc. estableció redes de conexión entre los puertos gallegos, cantábricos, suratlánticos o del levante, y las ciudades del interior.
Dentro de las políticas desarrollistas qu aplicó el franquismo en las décadas que van del 1950 al 1970, España se puso como meta conseguir ser una potencia mundial en la obtención de recursos marítimos . La flota española conseguía grandes capturas en unos caladeros considerados libres, aunque para ello tuvieran que alejarse mucho de nuestra plataforma continental y faenar en aguas jurisdiccionales de otros países.
La pesca ha mantenido su importancia en España hasta la actualidad. Hasta los años 1980 los barcos españoles faenaban en caladeros de todo el mundo, apoyados en una flota de barcos congeladores. De esta forma se proporcionaba pescado a los mercados a unos precios relativamente bajos.
Esto continuó así hasta que las naciones que veían como eran esquilmados sus recursos pesqueros sin ninguna compensación decidieron, en la Conferencia del Mar auspiciada por la ONU aumentar sus aguas territoriales hasta las 200 millas náuticas delimitando así la llamada la Zona Económica Exclusiva (ZEE), que constituyen el Caladero Nacional.
En el Caladero Nacional faena la mayor parte de la flota pesquera española en cuatro zonas pesqueras diferenciadas: Cantábrico-Noroeste, Golfo de Cádiz, Canarias y Mediterráneo. Se trata de flota de bajura, cuyos buques se encuentran en Censos que les posibilita faenar en zonas determinadas del Caladero y con artes o aparejos específicos, si bien existe un elevado número de unidades pesqueras de carácter artesanal.
La flota pesquera española está constituida por unos trece mil buques de pesca, en los que trabajaban casi cuarenta mil tripulantes.
Durante los últimos años, se ha mantenido la tendencia de reducción de la flota, especialmente de la flota de altura y gran altura.
Existen un total de 312 puertos pesqueros en el litoral español, destacando la importancia de los que se encuentran en Galicia (78 puertos), destacando Vigo, Marín, Cangas o A Coruña, en Canarias (56), con Las Palmas, Santa Cruz, Arrecife, y Andalucía (38), especialmente la atlántica, donde destacan los puertos de Cádiz e Isla Cristina.
La elevada demanda de productos pesqueros puso de manifiesto la insuficiencia de la producción pesquera del caladero nacional y propició el desarrollo de pesquerías en aguas exteriores y caladeros lejanos.
A partir de entonces a España no le quedó otro remedio que negociar con los distintos países, acuerdos convenientes para las dos partes si quería seguir pescando en esas aguas. Estas negociaciones continúan actualmente con diversos países fuera del ámbito de la CE, puesto que en el ámbito interno de la CE, es la Comisión Europea la encargada de negociar las cuotas de pesca y los caladeros para todos los países que la integran, al entrar la pesca dentro de la política común.
Al mismo tiempo la CE puede decretar vedas en determinados caladeros o restricciones pesqueras sobre algunas especies en peligro de sobreexplotación
El Tratado de la Unión Europea establece que la pesca constituye una de las Políticas Comunes y que, por lo tanto, la Unión tiene competencia exclusiva en la materia.
Las Comunidades Autónomas tienen competencia sobre la pesca que se realiza en aguas interiores, el marisqueo y la acuicultura, y en materia de ordenación del sector pesquero y de comercialización de los productos pesqueros, en desarrollo y ejecución del marco unitario. Este marco viene determinado por la Ley 3/2001, de 26 de marzo, Ley de Pesca Marítima del Estado.
Los barcos españoles faenan también a lo largo de todo el mundo, tanto en el Atlántico (Marruecos, Mauritania, Guinea-Bissau, Guinea-Conakry, Angola) como en el Pacífico oriental, aguas árticas y más recientemente en el Índico (Madagascar, Seychelles, Comores, Mauricio).
Los principales puertos de descarga de las capturas son los gallegos de Vigo y A Coruña seguidos por los de Bahía de Cádiz, Pasaia, Avilés, Santander y Gijón.
Para hacer frente a los problemas pesqueros se ha utilizado los fondos de la Política Pesquera Común (PPC), que es la política de la Unión Europea para el sector. Sus objetivos son muchos y variados. Entre ellos el conseguir unos precios para el pescado que hagan rentable la actividad para el empresario de la pesca, y que sean asequibles para el consumidor. Para ello se lleva a cabo una política de subvenciones.
Ajustar el tamaño de las flotas de los países miembros a las posibilidades de captura, haciéndolas rentables y competitivas. Para ello se llevan a cabo políticas para subvencionar jubilaciones, para la formación laboral que posibilite recolocar a los trabajadores en otros sectores, para instalar actividades productivas distintas en las zonas tradicionalmente pesqueras, para la modernización de las flotas, etc.
Conseguir ajustar las capturas a cantidades que no sobreexploten y agoten los caladeros. Se trata de hacer de la pesca una actividad sostenible.
Perseguir las técnicas de pesca no sostenibles, que dañan los fondos marinos, capturan especies no aprovechables o realizan capturas excesivas. Para ello se fijan normas y un sistema sancionador. Buscar (negociar) nuevos caladeros y organizar el acceso de las flotas de los diversos países a los mismos; a la vez, se restringe el acceso de terceros países a los caladeros europeos.
Otro aspecto importante es el fomento de la acuicultura. La acuicultura es el cultivo de organismos acuáticos tanto en zonas costeras como del interior que implica intervenciones en el proceso de cría para aumentar la producción. Es probablemente el sector de producción de alimentos de más rápido crecimiento y representa ahora el 50 por ciento del pescado destinado a la alimentación a nivel mundial.
En la actualidad, la acuicultura representa casi el treinta por ciento de la producción pesquera mundial. Dentro de este panorama, España está situada, en el puesto 11º del ranking mundial de productores, con más de 300.000 toneladas y cifras en aumento. La acuicultura en España supone aproximadamente un 40% del conjunto del pescado consumido en España. Con cifras en torno a las 300.000 toneladas. Entre las especies destacan los moluscos ( mejillones) y especies marinas como la dorada, la lubina y el rodaballo.