El pasado curso escolar iniciamos nuestro blog de reflexión geográfica con una entrada titulada España, piel de toro. En el mismo se hacía referencia a la forma que presentaba la península ibérica para Estrabón, un geógrafo griego, que vivió durante el siglo I a. C.
" ...Se parece [Iberia] a una piel de toro (de buey) tendida en el sentido de su longitud de Occidente a Oriente, de modo que la parte delantera mire al Oriente, y en sentido de su anchura del septentrión al Mediodía."
Estrabón, siglo I a.C.
Estrabón consideraba que era necesario asimilar una forma (cuadrado, círculo...) a cada región descrita. Para el caso de la Península Ibérica la piel de un vacuno (un toro, por ejemplo) marcaban la existencia de cuatro puntas correspondientes a cuatro extremidades y una punta más correspondiente con el cuello, es decir, cinco puntas equivalentes a cinco cabos de la península.
Las referencias en su obra sobre el aspecto o forma de la Península Ibérica se repite en varias ocasiones:“...en cuanto a la forma es suficiente con representarla con alguna de las figuras geométricas (...) Iberia mediante una piel de toro...” (II 1 30).
“Por países el primero de todos desde Occidente es Iberia, semejante a una piel de buey cuyo cuello se prolongaría en la vecina Céltica...” (II 5 27).
“Iberia se asemeja a una piel de buey extendida a lo largo de Oeste a Este, con los miembros delanteros en dirección al Este, y a lo ancho de Norte a Sur” (III 1 3).
Para volver a presentar una entrada me vuelve a remitir no sólo a la forma, sino también al nombre del Estado en que vivimos, y para ello me remito a una novela. Para mí, la narrativa es un placer. Durante el curso leo bastante, sin embargo, el verano es la mejor época para la lectura. Entre los libros que me he leído este verano destaco uno escrito por un Uslar Prieti, un escritor venezolano que recibió en 1990 el Premio Príncipe de Asturias de la Letras. El protagonista de esta obra es Don Juan de Austria. En la misma, que tiene como título “Viaje en el tiempo” aparecen – aparte del protagonista- muchos personajes históricos que existieron durante los reinados de Carlos V y Felipe II. Os relato el comentario que uno de ellos, Don Diego Hurtado de Mendoza, un personaje cercano al Emperador Carlos V tanto en las labores de la Corte, como en el Gobierno, en las Embajadas, o junto al Papa, sobre Italia y los Países Bajos, le hizo al protagonista de la obra y que tienen que ver con este primer tema.
Uslar Prieti nos relata lo siguiente:
“Sentía ansiedad y alivio en oír de Don Diego el maravilloso cuento de los orígenes de España. El primer conquistador de España fue Baco, a quien, por otro nombre, llamaban Libera. (Su objetivo era…) completar la conquista del mundo en Occidente. Con él vinieron los persas, iberos y fenicios, naciones de Oriente. Se llamaba también Dyonisio. Traía un capitán que se llamaba Luso, de donde viene Lusitania, y un secuaz llamado Pan, hombre áspero y rústico; éste fue el que le dio el nombre a toda España. "Panios" quiere decir cosa de Pan, el "hi" es el artículo, de modo que "Hispano" es lo mismo que tierra de Pan. También vino dos veces el que dicen Hércules. De allí viene el nombre de Sevilla, de la segunda vuelta de Hércules, "palin" quiere decir en griego otra vez y "li" el artículo, de allí salió "Hispalis".»
A lo largo de la historia, a la Península Ibérica se le han asignado diferentes nombres. Ya en el curso pasado - como veréis en aquella entrada- les pregunté a vuestros compañeros/as qué era para ellos España. Ahora además de preguntar lo mismo, amplio las cuestiones, ¿cuáles son esos cuatro cabos?. Y otra más, ¿cuáles son las otras explicaciones que se han dado sobre el origen del nombre de España, o sobre el origen de los topónimos Iberia e Hispania?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario