lunes, 10 de febrero de 2014

Un poco de historia urbana


La conflictividad social no algo exclusivo de nuestros días. Si  a nivel urbano el mes de enero fue efervescente el tema de la remodelación de la calle Vitoria en Burgos, situada en la barriada de Gamonal , dio lugar a conflictos urbanos y a desordenes importantes en la ciudad castellaleonesa y en otras ciudades, habrá que reconocer que eso no es nuevo en la historia de España, lo que sí puede ser nuevo es la pérdida de la memoria, individual y colectiva. Y ponemos dos ejemplos locales para entender la historia como un péndulo que , a veces, está en un punto, y otras, en otro. 

No hace mucho, en la primavera del pasado en Córdoba un grupo de vecinos ocuparon un espacio urbano , en concreto una dependencia municipal, el antiguo Colegio Fray Albino, pues para muchas personas de la barriada era un espacio que podía servir como centro dinamizador o cultural que en la actualidad atiende en todos los sentidos a varios centenares de personas. 
Como la historia, a veces, es caprichosa os recuerdo otra que surgió el martes 22 de marzo de 1983 y que publicó el diario El País con el siguiente titular: 300 vecinos de Córdoba se enfrentan a la Policía Municipal
La noticia seguía informando que unos 300 vecinos de la barriada cordobesa de San José Obrero - barrio levantado en los años 60 que se sitúa entre los barrios de Cañero y Santuario- se mantuvieron durante todo el día de ayer ante unos locales que ocuparon recientemente, después de haberlo reclamado reiteradamente para actividades de su asociación vecinal e hasta fecha reciente y que han sido adquiridos por el Ayuntamiento al MOPU. 
El Ayuntamiento entonces estaba gobernado por Julio Anguita, alcalde surgido de las urnas dentro de las listas del Partido Comunista de España y los vecinos reclamaban el local para la prevención de delincuencia. 
Tanto la Policía municipal como los bomberos habían intentado desde el lunes anterior cumplir el acuerdo municipal de desalojar el local, pero fueron obstaculizados por la presencia de los vecinos. 
El alcalde, Julio Anguita, al que congregados increpaban, pidió en la noche del lunes 21 de marzo al gobernador civil, Gregorio López, la intervención de la fuerza pública para forzar las puertas clausuradas por los vecinos. El gobernador ese día todavía no había dado orden de intervención. 

Lo cierto es que esta no fue la única intervención de aquel Ayuntamiento de Córdoba contra los intereses de los ciudadanos. El 1 de abril de 1984 el diario El País publicaba esta noticia firmada por el periodista local Sebastián Cuevas. Y más o menos decía lo siguiente:
La construcción de un aparcamiento subterráneo bajo la céntrica avenida cordobesa del Gran Capitán, cuya licencia de explotación ha sido inicialmente concedida por el Ayuntamiento de Córdoba a la empresa catalana SABA, ha levantado una polémica ciudadana. Varias comunidades de propietarios de inmuebles de la clásica vía del Ensanche cordobés, cuyos edificios están siendo sustituidos sistemáticamente por bloques de siete plantas, se oponen a la licencia municipal y ha organizado protestas públicas y manifestaciones a las que han asistido medio centenar de personas. 

En el tramo en litigio -unos 30 portales a ambos lados de la calle-, actualmente se restaura el municipalizado Gran Teatro. La zona comprende también los cruces de la avenida del Gran Capitán con la calle de Gondomar, de cuyas esquinas han desaparecido los casinos de labradores y el mercantil, así como el club Guerrita. Asimismo, linda con la intersección a la ronda de los Tejares, en la que en el solar de la centenaría plaza de toros se levantó un edificio que actualmente ocupan unos grandes almacenes - en aquel momento Galerías Preciados,  y hoy, El Corte Inglés- . 









Esta zona está próxima al asentamiento de la ciudad romana -la urbs cuadrata-, razones de presentación del patrimonio arqueológico, de defensa urbanística y conservacionismo no ocultan las simples molestias que a los habitantes y comerciantes de la céntrica calle, donde se ubican actual y transitoriamente el ayuntamiento y a renovada delegación de Hacienda, van a producir unas obras cuyo comienzo está previsto para el mes de mayo. 
Más de 200 alegaciones han planteado los opositores en la información pública, mientras que en el ayuntamiento fuentes oficiales afirman que "el proyecto ha cumplido todos los requisitos legales, se han tenido en cuenta todas las cautelas tutelares y las alegaciones encontrarán en su momento la oportuna respuesta de los técnicos". Las apelaciones hacen referencia a la posible agresión sobre la población de viejos plátanos orientales o castaños de Indias, el ruido previsible, la eventual concentración de monóxido de carbono, la falta de estudios geológicos sobre un subsuelo por el que discurre un conocido manto freático y el presunto incumplimiento del previo dictamen por la comisión provincial del Patrimonio Histórico-Artístico. 
Continuaba el articulista diciendo lo siguiente: Estas argumentaciones se solapan con razonamientos personales, de los que no está ausente un matiz ideológico, visible en cualquier oposición al ayuntamiento, de mayoría comunista. Pendiente la resolución de las alegaciones por la corporación municipal, los opuestos a la construcción del aparcamiento subterráneo se movilizan estos días con escritos a los medios de comunicación, en algunos de los cuales solicitan la intervención del gobernador civil para impugnar el acuerdo municipal. 

Todo esto coincidía con un aumento del tráfico rodado en la Avenida del Gran Capitán, una Avenida que desde los años 70 estaba destinada más al transporte rodado que al paseo. Ante el volumen del transporte en la ciudad y la histórica falta de aparcamientos que ha vivido siempre el centro de la misma el gobierno municipal presidio por el Julio Anguita, optó por construir un parking subterráneo en la parte sur de la Avenida, es decir, por el tramo que va desde Ronda Tejares hasta la Iglesia de San Nicolás de la Villa. 

La idea del aparcamiento en el Bulevard del Gran Capitán era planteada por el Ayuntamiento de Córdoba en estos años iniciales de los 80 como una forma de proveer de aparcamiento a los residentes y compradores del centro comercial de la ciudad. 
La idea del Ayuntamiento era la construcción de un aparcamiento subterráneo con una capacidad para 450 plazas y un presupuesto de 234 millones de pesetas. El día 1 de marzo de 1984 se aprueba en el Pleno la construcción del parking. A finales de junio, principios de julio del año 1984 comienzan las obras del aparcamiento del Gran Capitán, pero comienzan a aparecer restos romanos desde los primeros días. El día 26 de julio sale a la luz el primer mosaico. 
Posteriormente en agosto siguen haciéndose públicos nuevos restos arqueológicos. Es por ello que se llega a un acuerdo entre Julio Anguita, alcalde de la ciudad de Córdoba y la Dirección General de Bellas Artes a través del consejero de Cultura, Javier Torres Vela.para la presencia de arqueólogos, que no impiden, que se destrocen los restos aparecidos (un muro árabe, mosaicos y esculturas de la época romana tardía, varios cientos de monedas de Constantino, y numerosas muestras de cerámica) entre la calle Góngora y calle Conde de Robledo. 
El 12 de diciembre de 1984 la Junta de Andalucía, como medida cautelar en defensa del patrimonio histórico-artístico de Córdoba, paralizó el día de antes las obras de un aparcamiento subterráneo en la céntrica avenida del Gran Capitán. 
El día anterior, el 11 de diciembre los trabajos habían quedado bloqueados de hecho por alumnos de la facultad de Filosofía y Letras lanzando globos de colores y cohetes de papel, tomaron una de las zanjas abiertas, en la que las palas excavadoras habían arrasado parte de un mosaico romano, un trozo de escultura y piezas de cerámica. 
El ingeniero jefe de la empresa constructora, Mariano Martín, calificó como "la invasión" estudiantil, de la propiedad y presentó denuncia en el juzgado de guardia y solicitó, sin resultado, la intervención de la fuerza pública. Fueron ellos, los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras los que consiguen parar las obras. 
Con todo quedan dos socavones abiertos y 7.000 metros cúbicos de excavación en su conjunto. Al igual que hace unas semanas hubo que plantearse las consecuencias económicas que implicaban la paralización: excesos de costes, las oportunas indemnizaciones, lo que llevó a la empresa concesionaria en buscar quien debería asumir los costes: la Junta, el ayuntamiento o la empresa. 

Por su parte, el alcalde, Julio Anguita, insistía en que el gobierno municipal sigue manteniendo firme la voluntad de seguir adelante con el proyecto. "Nosotros acatamos respetuosamente la decisión de cualquier autoridad superior", dice Anguita, "pero esa autoridad superior deberá razonar sus decisiones y asumir las consecuencias." 
Los siguientes meses son totalmente estériles porque no se llega a ninguna solución, hasta que en julio del año 1985 se produce el enterramiento del yacimiento arqueológico para crear un gran bulevar peatonal y terrizo. La actual configuración de la Avenida en su tramo entre la calle de Gondomar y Ronda de los Tejares se debe al año 1989 gracias a la remodelación integral que se llevó a cabo por el arquitecto Juan Serrano Muñoz. 
Recuperado más tarde su original uso de Paseo, hoy, la Avenida del Gran Capitán se convierte en el centro comercial y social de la ciudad dando cabida al Gran Teatro, sedes de las principales instituciones locales como el Edificio del Banco de España, el Edificio de Sindicatos, la Delegación de Hacienda, junto al mayor centro comercial cordobés, así como parte integrante del nuevo Vial Norte, conectando la Avenida del Gran Capitán con la Avenida del Brillante.



¿Qué consecuencias hubiera tenido para la ciudad la realización del parking subterráneo proyectado? ¿Os parece más "humanizada" la actual configuración del bulevar del Gran Capitán?

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