Resulta difícil pensar que las actuales ciudades de Londres o Berlín estuvieron bajo una inmensa capa de hielo hace unos 50.000 años. Sin entrar en las áridas discusiones sobre cuándo empieza un periodo geológico o acaba el anterior- nosotros por comodidad indicaremos hace unos 2 millones de años – sí podemos señalar que el período cuaternario se divide en dos épocas geológicas: el Pleistoceno y el Holoceno. Durante estas dos fases, un corto espacio de tiempo en comparación con los anteriores, la deriva continental fue inferior a 100 kilómetros.
El Pleistoceno, la primera y más larga época del período, se caracterizó por los ciclos de glaciaciones. Se han sucedido numerosos períodos glaciares e interglaciares alternativamente en intervalos de entre 40.000 y 100.000 años, aproximadamente. En los períodos glaciares las masas de hielo avanzan sobre los continentes cubriendo hasta un 40% de la superficie de la tierra, mientras que en los más cortos períodos interglaciares el clima se hace más suave y los glaciares retroceden.
El Holoceno, segunda época del Cuaternario que comenzó hace unos 12.000 años y continúa en la actualidad, es un período interglaciar en el que el deshielo hizo subir unos 120 metros el nivel del mar, inundando grandes superficies de tierra.
Durante las glaciaciones, los glaciares continentales llegaron al paralelo 40 en algunas zonas.
En la Penínusla Ibérica el glaciarismo sólo dejó su impronta en las altas cimas de montaña de las “recién nacidas” Cordilleras. Los principales efectos de las glaciaciones fueron la erosión y deposición de materiales sobre estas montañas, la modificación de los sistemas fluviales, la creación de cientos de lagos, los cambios en el nivel del mar, el desarrollo de lagos pluviales lejos de los márgenes del hielo o los ajustes isostáticos de la. Cada avance de los glaciares retendría enormes volúmenes de agua en las capas de hielo continental de 1,5-3 km de espesor, lo que bajaría el nivel del mar 100 m o más sobre la totalidad de la superficie de la Tierra.
¿Qué efectos dejó el glaciarismo en la Península Ibérica? ¿En dónde se han manifestado? ¿Por qué?
Hola, soy MªÁngeles Muñoz.
ResponderEliminarLa importancia de los hielos cuaternarios, sobre todo de la glaciación de Würm por ser la última, ha tenido una gran incidencia en la morfogénesis actual.
Por su latitud la Península Ibérica se vio escasamente afectad por los hielos permanentes o glaciares. El modelado periglaciar se extendió por la mayoría del territorio.
La abundancia y permanencia de la nieve estaban relacionadas con la altitud, latitud, orientación del relieve y sentido de los vientos. Los dos primeros factores determinan que las nieves perpetuas glaciares desciendan hasta los 1.800 m en los Pirineos, los 2.00 m en el Sistema Central y los 2.400 m en Sierra Nevada. La abundancia de las precipitaciones atlánticas rebaja el nivel de los hielos en la Cordillera Cantábrica a los 1.400 m de altitud. Finalmente el sentido de os vientos favorece la existencia de una sobrealimentación nival por acumulación.
El retoque glaciar produce multitud de formas erosivas (valle de artesa, horn, circos, crestería caliza, superficie pulida, umbral, etc.) o de acumulación (morrenas frontales, laterales y de fondo, drumlin, etc.).
Macizo gallego
En las áreas glaciares de Galicia predominan casi exclusivamente las zonas degradadas por la erosión glaciar sobre las recubiertas por los sedimentos glaciares. La glaciación se extendió en tierras principalmente graníticas y pizarrosas.
Las huellas del glaciarismo fósil en Galicia se encuentran en puntos determinados de la Sierra de Ancares, Courel, Queixa - Invernadoiro, y Larouco - Xurés. En general las lenguas glaciares descendieron, durante la fase de máxima expansión, hasta altitudes de 700 - 800 m., tanto en macizos con cumbres cercanas a los 2.000 m (Ancares, Trevinca) como en otros con menos altitud (Xistral, 1.062 m). A mayores altitudes aparecen depósitos morrénicos que indican fases de estacionamiento durante la deglaciación.
Cordillera Cantábrica
La Cordillera Cantábrica, con una gran abundancia de precipitaciones nivosas debido a su apertura al mar, vio cómo la acción de los hielos descendían hasta los 300 m de altitud en la vertiente Norte.
Al llegar los periodos fríos del Cuaternario las nieves se acumularon en las cabeceras de los valles ya existentes e iniciaron su acción glaciar. Un escaso glaciarismo se desarrolló por encima de los 1400 - 1500 m situándose sobre cuencas coincidentes con las cabeceras fluviales preexistentes.
Algunas lenguas glaciares de la vertiente septentrional (más húmeda) alcanzaron varios kilómetros de longitud y llegaron a alcanzar cotas próximas a 1000 m; en la mayoría de los casos los glaciares no pasaron de ser glaciares de circo o de pared.
Pirineos
El estudio del glaciarismo cuaternario en los Pirineos es, por sus características, evidencias y situación, el más estudiado. Actualmente presenta pequeños glaciares activos.
La cordillera pirenaica ofrece la máxima superficie y los hielos se extendieron de oeste a este a lo largo de 300 km. Su lengua más larga alcanzó los 65 km en el Noguera - Pallaresa y descendieron hasta los 800 m de altitud.
En el Pirineo Occidental, al Oeste del valle de Roncal, sólo se desarrollaron glaciares de circo. Más hacia el Este se pueden encontrar glaciares de valle (Macizo de Anie, 2570 m).
En la cuenca del río Aragón destacan las lenguas glaciares del Subordán, con 25 km de extensión y con morrenas terminales a 800 m, y la del Aragón, con 22 km finalizando a 900 m. En otros valles de menor importancia los glaciares llegaban a tener entre 7 y 11 km de extensión y terminaban entre los 950 m y los 1130 m.
MªÁngeles Muñoz.
ResponderEliminarAntes se me había olvidado mencionar otra zonas de influencia del glaciarismo en la península Ibérica.
Sistema Ibérico
En la Cordillera Ibérica los glaciares tuvieron una débil incidencia, no se situaron nunca por debajo de los 1800 m de altitud por lo que en general los glaciares quedaban confinados a circos, con depósitos morrénicos de escasa entidad. Están presentes en cinco de los macizos de la cordillera, ya que la escasa altitud se une a un dominio de clima más continental:
Sierra de la Demanda: varias decenas de circos y nichos de nivación de escaso desarrollo, además de arcos morrénicos de 2 - 3 m de altura.
Sierra de Neila.
Sierra de Urbión: cordones morrénicos en los circos superiores e inferiores.
Sierra de Cebollera y Sierra de Moncayo: arcos morrénicos de hasta 40 m de altura.
Cordillera Central
La acción glaciar en el Sistema Central se concentró en aquellos macizos cuya altitud superaba los 2000 m. Por lo general sufrió escasos retoques glaciares.
Se puede agrupar la acción de los hielos cuaternarios en tres grandes áreas: Somosierra, Guadarrama y Gredos.
Sierra Nevada
Sierra Nevada presenta los restos glaciares más débiles de la Península, a pesar de que cuenta con las mayores altitudes de la Península Ibérica (Mulhacén, 3482 m; Veleta 3478 m). Su situación más meridional fue una limitación importante para el desarrollo durante el Cuaternario de grandes áreas glaciares. Ello es debido al descenso de las precipitaciones y al aumento de las temperaturas al perder latitud.
Se desarrolló en esta zona un glaciarismo típico de montañas secas, más semejante al de latitudes tropicales áridas que a los de áreas templado - húmedas.