Hace poco publicaba el diario “El mundo” que se acababa de editar una obra muy interesante para entender como es la ciudad de Barcelona y descubrir los cambios que han llevado al área metropolitana de esta ciudad gracias a la ordenación del territorio y al urbanismo.
La publicación se llama '50 años de transformaciones territoriales. 1956-2006' y recoge imágenes, fotografías, cartografías y tablas estadísticas acerca de los casi cuarenta municipios que integran el área metropolitana, y está editado por el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB). Se trata de un proyecto, elaborado durante tres años, que ha sido dirigido por Josep Maria Carreras, director de Serveis d'Ordenació Urbanística del Ayuntamiento de Barcelona, y que ha contado con la participación de Montserrat Otero y Ernest Ruiz, del Servei d'Informació i Estudis Territorials de la Mancomunitat de Municipis de l'Àrea Metropolitana de Barcelona.
La obra supone un viaje de las ciudades dormitorio a los parques industriales, y de las lujosas zonas residenciales a los abarrotados complejos de edificios de los años setenta. No sólo cuantifica y analiza el modo en que el territorio ha evolucionado, sino que revela algunas de las claves para trazar un nuevo plan de urbanismo lógico y eficaz para el futuro.
Entre esa claves están las explosiones demográficas, con el 'baby boom' como fenómeno estrella, y las migraciones masivas. La combinación de todo ello ha configurado el mosaico de municipios influidos -e influyentes- de la ciudad. L'Hospitalet, Badalona, Santa Coloma, Cornellà o Sant Cugat del Vallès, localidades estrechamente ligadas con el pasado, presente y futuro de Barcelona.
El crecimiento y desarrollo de la capital no se explica sin analizar antes el conjunto de estos municipios y observar sus aportaciones. De entre ellos se puede destacar el peso de transporte. La mejora de las carreteras, además de conectar las zonas, facilitó la implantación de líneas de autobús y el transporte de mercancías, lo que favoreció las migraciones de zonas rurales pero también de fuera de Cataluña.
La publicación también refleja cómo el fuerte movimiento migratorio dio pie primero a la aparición de las infraviviendas (barracas, chabolas,...), en los años cincuenta, y más tarde a los polígonos de viviendas sociales, ya en los sesenta.
El libro también observa otros procesos decisivos en el desarrollo territorial de la zona, como la deslocalización de la industria y la motorización de la ciudad, esto es, no sólo la generalización del uso del coche, sino también la creación de industrias de referencia -por ejemplo la Seat, y , en menor medida, la Renault y la Citröen, que instalaron centros de fabricación, así como la construcción de una red de autovías y autopistas, como la C-246 a Castelldefels (1954) y las autopistas de Mataró, Girona y Tarragona en los años setenta.
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