lunes, 14 de mayo de 2012

Córdoba, capital cultural siempre

En junio del pasado año se vino abajo el principal proyecto que se había planteado esta ciudad en su larga y dilatada historia. Ese proyecto, el conseguir ser la capital cultural de Europa para el año 2016, era posiblemente la gran apuesta para dinamizar la ciudad. Sin embargo, una controvertida decisión del Comité de Expertos que debía designar la ciudad capital cultural dio al traste con la ilusión de toda - de toda no, siempre hay agoreros que están en contra de todo- la ciudadanía cordobesa.
Córdoba no era la única candidata, evidentemente, aunque sí fue la primera en postularse para la misma. Al proyecto para ser elegida como capital cultural europea se unieron otras muchas candidatas: Alcalá de Henares, Burgos, Cáceres, Cuenca, Las Palmas de Gran Canaria, Málaga, Murcia, Oviedo, Palma de Mallorca, Pamplona, San Sebastián, Santander, Segovia, Tarragona y Zaragoza. La mayor parte de las ciudades interesadas realizaron un enorme esfuerzo tanto en tiempo como en dinero para obtener ese galardón.
La historia de la capitalidad cultural se remonta al año 1985. El Consejo de Ministros de la UE viene concediendo el título de Capital Cultural Europea desde ese año. Cada año se eligen dos ciudades en dos Estados miembros de la Unión Europea para garantizar así la participación de la totalidad de países. Polonia y España eran y son los Estados con Capital Cultural Europea en 2016. Desde su entrada en la UE, nuestro país había recibido este título para tres ciudades: Madrid, en 1992; Santiago de Compostela, en 2000; y Salamanca en 2002.
Aparentemente era nuestro momento El proceso de presentación de solicitudes fue lento. En 2010, seis años antes de la fecha del evento, los países a los que les tocaba, en este caso España y Polonia, publicaban una convocatoria de presentación de solicitudes. A partir de allí, las ciudades tuvieron 10 meses para presentarse e informar oficialmente a la Comisión Europea. En este paso, Granada y Santa Cruz de Tenerife que inicialmente estuvieron interesadas, decidieron no presentarse.
Más tarde se creó un Comité de Expertos formado por trece miembros: siete nombrados por las instituciones europeas y seis por el Gobierno español, previa consulta a la Comisión.
Este Comité de “Expertos” será el que evaluó las solicitudes que se habían presentado a la convocatoria a más tardar a cinco años del inicio de la manifestación (en el caso de España, lo hizo a inicios de octubre de 2010, y recomendó una lista restringida de ciudades candidatas. El presidente del Comité de preselección de la Capital Europea de la Cultura 2016, - con el tiempo el futuro “malvado” Manfred Gaulhofer-, anunciaba que las ciudades de Burgos, Córdoba, San Sebastián, Las Palmas de Gran Canaria, Segovia y Zaragoza habían pasado el primer corte para optar a este título dentro de cuatro años. En ese primer corte quedaron descartadas Santander, Pamplona, Tarragona, Alcalá de Henares, Cáceres, Cuenca, Málaga, Murcia y Oviedo. Palma de Mallorca quedo fuera por un defecto de forma.
Quedaban nueve meses para que el jurado volviese a reunirse para elegir entre las preseleccionadas a la ciudad candidata, la que sería presentada a las instituciones europeas para que, posteriormente, el Consejo de Ministros de la UE designara de forma oficial a las dos ciudades que llevarán el título cuatro años más tarde.
En ese tiempo Córdoba fue presentado sus virtudes: sus cruces, su semana santa, sus patios, sus baños árabessus sabores, sus olores, su urbanismo, su arte torero, su cine, su feria. Todo quedó engalanado para ese gran momento. Y llegó Mayo.
La ciudad se tiñó de azul ante la visita de Comité de preselección de la ciudad. Los agasajos y las fiestas fueron muchas y muy variadas. Como dirían en Cataluña “Aquest any, sí” (Este año, sí) pensaba la marea azul, vamos, la inmensa mayoría de la ciudadanía cordobesa.
Un día caluroso del mes de Junio se anunciaba la elegida. Los pronósticos y las quinielas colocaban a Córdoba y a Zaragoza en la cabecera de las apuestas, pero….El presidente de la Comisión de Preselección, ese malandrín para la ciudadanía cordobesa de apellido Gaulhofer anunció:“ Y la elegida es…San Sebastián / Donostia”. Silencio absoluto en la ciudad. Una decepción inmensa lo inundó todo. La decepción dio paso a la irritación.
Lo que había sido una amable marea azul se transformó en marejada. Tras las primeras filtraciones ésta pasó a fuerte marejada, pues hubo un alto grado de indignación ante una designación en la que la política parecía haber podido jugar un importante papel. El propio Gaulhofer y otros miembros del comité con sus declaraciones metían la pata. Pero tras la fuerte marejada llegó la marejadilla, y desde ahí las aguas se amansaron. Tras el revuelo inicial, lo cordobeses y cordobesas hemos aceptado que San Sebastián o Donostia, como más nos guste, sea oficialmente la ciudad elegida.
Y es Córdoba se lo merecía tanto como San Sebatián, pero por encima de todo, no estaba el merecimiento, sino la necesidad que tenía la ciudad. La capitalidad era un proyecto para una ciudad que vive ensimismada. Este proyecto parecía poner fin a la parálisis permanente que nos abruma y que no impide progresar. La idea de hacer de la cultura un nuevo motor nuevo para la ciudad era atractiva, sobre todo, porque se tenía la idea de que la cultura no fuese “flor de un día”. La cultura tenía que sacarnos del letargo en que vivimos. Pero... Hoy aquella decepción es sólo un mal recuerdo. Con la distancia la mayor parte de los cordobeses reconocemos - sin fisura y sin dudas- lo merecimientos que tiene la elegante ciudad vasca, el valor de su prestigioso festival de cine, el impresionante cartel de su festival de Jazz, o sus grandes referencias - casi las mejores - en la carta gastronómica. Donostia además es mucho más que eso. Hay razones de peso para que San Sebastián sea la capital cultural en ese cada vez menos lejano 2016. Pero lo que nadie puede negar es que nosotros, los cordobeses, lo necesitábamos como agua de mayo para sacar adelante esta, en gran medida, paralizada ciudad. Eso sí,  lo que deseamos todos es que aquella grandiosa portada del diario Córdoba tras el fallo del Comité no se quedase tan sólo en un gran titular y que se cumpliese lo aparecía como gran titular: “Córdoba, capital cultural siempre”.



5 comentarios:

  1. Hola, soy MªÁngeles Muñoz.

    Este comentario me ha hecho revivir como me sentí cuando oí San Sebastián y no Córdoba.
    La verdad que Córdoba entera "se dejó la piel" para conseguir la capitalidad que tanto ansiaba.
    Se invirtió mucho dinero en infraestructuras y en publicidad y propaganda para este evento, pero todo lo que se llevó a cabo, sirvió de poco.
    Por cierto, el vídeo es muy bonito.

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  2. Hola, soy Sara Medina.
    Es una pena que no obtuvieramos la capitalidad cultural en el 2016, porque la ciudad habría obtenido muchos ingresos que falta le hacen, y los turistas habrían traído más alegría a la ciudad.
    Por otro lado como dice Mª Ángeles, la ciudad invirtió mucho dinero en actos públicos, infraestructuras, propaganda, etc...y todo ese dinero ahora se ha perdido.
    Aunque siendo realistas, yo nunca creí que Córdoba se fuera a llevar la capitalidad, porque aunque tuviera muchas posibilidades, siempre había otras que destacaban más, en mi opinión.

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  3. Lucía López Muñoz21 de mayo de 2012, 10:23

    Córdoba se merecia haber sido Capital Cultural por todos los esfuerzos que se habían hecho y todas las inversiones que se habían realizado. Nos podemos quedar con la frase "Córdoba, capital cultural siempre" para recordarnos que debemos trabajar siempre por nuestra ciudad y nunca orientados sólo hacia un evento particular. La capitalidad nos hubiera servido para levantarla culturalmente màs rápida pero como no ha sido así tendremos que seguir dia a dia.

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  4. ¡Hola! Soy Cristina Estévez Domingo.

    La verdad es que todos los cordobeses nos llevamos un gran disgusto cuando nos informamos que Córdoba no había sido elegida ciudad europea de la cultura 2016. Esto tiene y tendrá enormes repercusiones económicas en Córdoba ya que si hubiese sido elegida, habría supuesto un gran impulso en su economía. Sin embargo, hay que reconocer que San Sebastián es una ciudad muy rica en cultura, gastronomía... pero ella no está fuertemente perjudicada por la crisis actual a diferencia de Córdoba.

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  5. Maria Del Mar Tirado Agudo.22 de mayo de 2012, 15:46

    No conozco la ciudad que ha sido elegida para la ciudad europea de la cultura 2016. Puedo hablar de lo que conozco, que es Córdoba, desde mi punto de vista, tenía y tiene muchos aspectos que enriquecen una ciudad, como son sus fiestas, sus costumbres, su comida, sus calles... Para mi ha sido la ganadora, a pesar de la temperatura que tenemos que en verano tan sofocante, creo que es una ciudad que se merecía ganar, pero tengamos la esperanza de que sea para la próxima vez.

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