miércoles, 7 de enero de 2015

Introducción a la dinámica natural de la población




España está perdiendo su recurso más valioso: las personas. Somos menos y cada vez más viejos. España tenía cerca de 15,5 millones de habitantes en 1857, año del primer censo moderno disponible, y en 2012, la población alcanzó su máximo histórico, con 46,8 millones. A partir de entonces, ha empezado a perder población.



A 1 de enero de 2014, el capital demográfico de nuestro país había disminuido ya en más de 300.000 personas, hasta poco más de 46,5 millones. Todo esto queda reflejado en los  movimientos naturales, es decir, aquellos que dependen exclusivamente de la natalidad y la mortalidad, pero también en el crecimiento real de la población, en los que, además de tener presentes la natalidad y la mortalidad, hay que incluir los movimientos migratorios, o sea, el desplazamiento de la población.







El saldo migratorio comenzó a ser negativo en 2010 y situándose en cifras negativas, pues han sido más los que abandonaron nuestro país que los que entraron. La mayor parte de los que se marchado son inmigrantes que, cuando la situación económica ha empeorado han regresado a sus países de origen. Sin embargo, también ha habido miles de españoles que han salido al exterior a buscar un futuro que la crisis y los altos índices de paro de los últimos años no les dejaban ver claro.







En cualquier caso, España tiene otros problemas demográficos más profundos, menos coyunturales, que no solo dependen de que la economía y cuyas consecuencias a medio y largo plazo pueden resultar devastadoras: la caída de la natalidad y el envejecimiento de la población.







Dichas referencias a la vida y a la muerte, pero también a la movilidad dentro uy fuera de un país, aparecen recogidas en las estadísticas del Instituto Nacional de estadística (INE). Este estudio estadístico, conjuntamente con el documento conocido como censo de población* y con el padrón municipal* son los que aportan más información de las diferentes dinámicas poblacionales de un país, pero también sobre la diferente estructura existente por comunidades autónomas o incluso de una provincia.







Los datos censales que reflejan esa dinámica poblacional hacen referencia a conceptos tales como la natalidad, la fertilidad, la nupcialidad, la mortalidad,  la mortalidad infantil o la esperanza de vida. La diferencia entre unos y otros dará lugar al crecimiento vegetativo o natural de la población española. Por lo tanto, y antes de desarrollar el tema parece necesario en un primer momento identificar y definir esos conceptos básicos de la demografía.











Referencia a los datos básicos recogidos censo de población y en un padrón municipal







La natalidad se define como el número de nacimientos que se producen en una población y en un tiempo concreto. Se entiende por natalidad el número de nacidos en un territorio (localidad, país, provincia) como cifra absoluta, frente al concepto de tasa bruta de natalidad (Tbn) que se centra en el número de nacidos  vivos por cada mil habitantes. 




La Tasa bruta de natalidad ha variado con el tiempo y es diferente dentro del. Por ejemplo, en España para el año 1976 presentaba una tasa de natalidad de 19,7 por mil , mientras que en 2014 era de 9,7 por mil. Las diferencias son constatables por CC.AA, ya que 2014 las tasas de natalidad más bajas de España eran las del  Principado de Asturias (6,28‰), Galicia (7,17) y Castilla y León (7,11). En el otro extremo se hallan la Región de Murcia (11,02‰), Cataluña (9,64‰), la Comunidad de Madrid (10,22‰) y Andalucía (9,71‰), además de las ciudades autónomas de Ceuta (12,85‰) y Melilla (18,04‰).  Una tendencia a la baja visible desde 2007. 









Vinculado a la natalidad se encuentra el concepto de fecundidad.  Esta es la relación existente entre el número de nacidos y el número de mujeres en edad fértil (mujeres entre 15 y 49 años). La fecundidad media o Indicador Coyuntural de fecundidad (o número medio de hijos por mujer) en España para el año 2014 es de 1´27 hijos por mujer (frente a los 2,8 que había en 1976). 



A su vez este concepto se vincula al de reemplazo generacional. Este es el número de hijos necesarios  para asegurar el reemplazo entre generaciones. Para conseguir el reemplazo generacional, y que no se pierda en un futuro población (o se produzca un envejecimiento poblacional) se requiere que se toda mujer tenga, al menos, 2’1 hijos.







Uno de los datos que se incluyen en el censo de población y en el padrón municipal y que es tomado como una referencia de relevancia por el INE es la nupcialidad. La nupcialidad se refiere al matrimonio como un fenómeno poblacional, incluyendo su cuantificación, las características de las personas unidas en matrimonio y la disolución de esas uniones, mediante el divorcio, la separación, la viudez y la anulación. La tasa de nupcialidad, o  tasa bruta de nupcialidad es el número de matrimonios por mil personas en un año determinado. Esta tasa se calcula utilizando el número de matrimonios, no el número de personas que se casan, e incluye tanto las primeras como las segundas nupcias. Según el INE cada vez son menos los que se casan y más mayores. La tasa bruta de nupcialidad a 3,3 matrimonios por mil habitantes, mientras que la media se situó en 37,3 años para los hombres y 34,1 para las mujeres. En el 18,1% de los matrimonios celebrados con cónyuges de distinto sexo, al menos uno de ellos era extranjero y del total de matrimonios registrados, un 2% (3.102) correspondieron a parejas del mismo sexo.



 




Por su parte, la edad media a la maternidad continúa ascendiendo y alcanza ya los 32,2 años para el año 2014.







Frente a estos conceptos ligados a la natalidad existen otros que lo contrarrestan  vinculados con la mortalidad.  El primero es el concepto de Mortalidad que se define como  el número de defunciones o muertes  que se producen en una población y en un tiempo concreto. Se entiende por mortalidad el número de fallecidos  en un territorio (localidad, país, provincia) frente al concepto de tasa bruta de fallecidos que se centra en el número de muertes por cada mil habitantes. En la actualidad en España hay 8,3 defunciones por mil habitantes, frente a los 8,6 de 2012.




Importante es también el concepto de mortalidad infantil que se define como  la relación existente entre el número de fallecidos antes de cumplir el primer año de edad y los nacidos vivos durante ese año. En la actualidad en España la tasa de mortalidad infantil se situó por primera vez por debajo del 3 por mil (2,8).









Vinculado a este aparece el concepto de esperanza de vida, es el promedio de años  que se calcula que puede llegar a vivir un recién nacido. En la esperanza de vida  existen enormes diferencias entre sexos ya que es mayor en mujeres que en  hombres. De acuerdo con el INE, la esperanza de vida es la mayor de la serie histórica con 82,8 años (80 años para los hombres y 85,6 para las mujeres).








El crecimiento natural o vegetativo de la población se define como la diferencia entre el número de nacimientos y defunciones que se produce en un lugar / Estado, Comunidad Autónoma, Provincia, barrio, etc…).  En España el ritmo de crecimiento a lo largo del siglo XX no ha sido uniforme.















La conjunción de los datos proporcionados tanto por las tasas vinculadas con la natalidad y las procedentes de la mortalidad nos proporcionan el régimen demográfico. En este caso veremos a continuación que desde 1900 al año 2012 España pasó de un régimen demográfico antiguo al actual que es manifiestamente moderno.

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