sábado, 5 de mayo de 2012

Corre, corre, caballito

Hasta finales del siglo XIX el transporte a lomos de caballería, caballo o mula, era el transporte común por carretera. El ferrocarril surgido en España a mediados del siglo XIX se mostraba como el transporte revolucionario que no sólo iba a cambiar la faz  urbanística de las ciudades, sino que era el transporte de personas y mercancías por antonomasia a finales del siglo XIX.
El transporte por carretera, pues, parecía languidecer  y únicamente las caballerías de alquiler y las personales tenían sentido para acceder a algún lugar difícil acceso.
La evolución, en estos años, de los transportes de mercancías por carretera sigue las mismas directrices que en los períodos anteriores: sustitución de los transportes a lomo por los transportes en carro y mejora de estos vehículos, aumentando la relación carga total/esfuerzo de tracción.

La expansión de la red de carreteras a lo largo del siglo XIX facilita los transportes en carro en todas las comunicaciones principales y en muchas de las secundarias; solamente en las zonas más apartadas y difíciles persisten aún los transportes a lomo.
Los ingenieros de la época propugnaban la transformación de los viejos caminos de montaña y de muchas veredas en caminos adecuados al tránsito de los carros. En 1898 la longitud de carreteras del Estado era de 34.513 kilómetros. Para  1979, último año no afectado por las transferencias de la red de carreteras del Estado a las Comunidades Autónomas, la longitud de dicha red era de 81.130 kilómetros. Entre una fecha y otra el crecimiento es muy lento. Por ejemplo en 1900 sólo han aumentado en menos de 1.500 kilómetros aproximadamente(36.300   kilómetros) . Para 1924, ya bajo la Dictadura de Primo de Rivera la cifra alcanza los 55.719 kilómetros. En 1950, bajo el inicial franquismo los kilómetros en carreteras son 73.353. Diez años más tarde, a inicios del desarrollismo aumentan en casi tres mil kilómetros (76.256). Para 1970 los españoles nos encontramos con 78.491  kilómetros en nuestras carreteras. Para el año en que se inician las transferencias a las CC. AA, 1979, tenemos 81.130 kilómetros.
Desde los años 1980 a 1984 se procedió a transferir competencias en materia de carreteras comenzando por Cataluña y terminando por Asturias, Baleares, Canarias, La Rioja, Murcia y Valencia. El caso de Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya fue diferente ya que estas se han regido por un sistema foral.
En 1985 la Red de Interés General del Estado quedó reducida a 20.184 kilómetros, los cuales a final de 1997 se han transformado en 23.397 kilómetros, de los cuales 1.752 eran autopistas de peaje; 5.167 vías de alta capacidad incluyendo autopistas libres y autovías y el resto, 16.478 kilómetros, carreteras convencionales.
La red a cargo de los Gobiernos autonómicos tenían para finales de los 90 del siglo XX una longitud de 72.444 kilómetros de los que 291 kilómetros eran autopistas de peaje y 1.530 autopistas libres y autovías.
A las redes a cargo de las Diputaciones, lo que son las carreteras provinciales, corresponden 66.954 kilómetros que en su mayoría son nuestras sufridas y escasamente acondicionadas carreteras provinciales o caminos vecinales.
Para 1997 los kilómetros de carreteras, digamos públicas, eran 162.795 kilómetros. Pero hay más. Ya sabemos Spain is different por lo que existen otras muchas carreteras que están a cargo de Ayuntamientos y Organismos Autónomos de las diferentes Administraciones, así como del Ministerio de Defensa y que tienen carácter de vías públicas. Y la suman de todas están daban para finales del siglo XX unos 160.000 kilómetros más. A día de hoy España se encuentra en décimo lugar del mundo por kilómetros de carreteras, contabilizándose 666.292 kilómetros en 2004, estando por delante de otros países como Turquía, Italia,Suecia o el Reino Unido.
Eso sí, debemos de reconocer que no todas las carreteras tenían las mismas características.
Hasta 1924, las carreteras construidas son casi exclusivamente para la circulación de animales de carga y carros de tracción animal, siendo sus afirmados todos ellos de piedra partida.
A partir de 1925 se empieza a acondicionar las carreteras para la circulación de automóviles, dotándoselas de lo que entonces se denominaba firmes especiales, que no eran sino tratamientos superficiales, algunas mezclas bituminosas, hormigones y adoquinados.
Los kilómetros correspondientes incluyen tramos de autopistas libres y de peaje a partir del año 1970.
En cuanto a nosotros, los usuarios, señalar que para 1896 los usuarios de los caminos eran los escasos peatones, animales de carga y carros y carromatos de tracción animal.
La carga de un animal a lomo podía llegar a los 150 Kg, mientras que la de un carro con tracción simple podía llegar a 500 o 600 kg. Por ello, las carreteras al final del siglo XIX eran aptas para la circulación de carros y carretas que, con las cargas indicadas, podía alcanzar una velocidad de unos diez kilómetros por hora.
Sin embargo, unos extraños seres mecánicos empiezan a ocupar nuestras calles, carreteras y plazas desde finales del siglo XIX. Todavía hoy lo ocupan todo. Son los coches. Pero esta fantástica historia la contaré en otro momento.

2 comentarios:

  1. Cristina Estévez Domingo.

    En estos últimos años es enorme el paso tan grande que hemos dado. Hemos pasado de depender totalmente de los caballos, mulas... a depender totalmente de un coche que surge como algo extraño pero que se extiende de manera alarmante, dando lugar a que actualmente, la mayor parte de las personas que viven en un país desarrollado, cuentan con un vehículo.
    Por un lado, me alegro que se haya producido ese cambio porque me da pena de los caballos pero, por otro, esto se ha convertido en un gran problema ya que afecta negativamente a la salud de las persona y porque el petróleo está llegando a su fin, lo que implica buscar alternativas, pero: ¿volveremos al pasado? Lo dudo pero si empeoran las cosas no será de extrañar.

    ResponderEliminar
  2. Hola, soy Sara Medina.
    Me llama la atención el proceso tan lento que se llevo a cabo para la construcción de carreteras en España, pero yo creo que esta lentitud se debe a muchos factores historicos, como la pobreza y el desorden político en el que vivía España tras la crisis del 98, la dictadura de Primo de Rivera, la II República, la Guerra Civil y la dictadura de Franco.
    Por esta lentitud, destaca luego cuando se normalizan un poco las cosas la rápida expansión que se da en la construcción de carreteras, su adaptación para que circulen los coches y el actual aumento del uso del coche.

    ResponderEliminar